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Diario de una mami normal y corriente

Distancias relativas

Distancias relativas Conocí a mi mejor amiga un día que se me acercó, mientras comía unas deliciosas croquetas de mi madre y me dijo "Hola, soy Coco y voy a enseñaros la diferencia entre cerca y lejos... cerca.... lejos". A día de hoy, agradezco mucho su lección y sobre todo el hecho de haberla conocido, pero con los años te das cuenta de que las distancias y el tiempo son ambos conceptos más que relativos.

Cuando eres adolescente, tus amigos se miden según las veces que los ves. Es raro que un amigo-amigo sea alguien a quien no ves un mínimo de tres o cuatro veces por semana, aunque es verdad que hay honrosas excepciones. Pero lo más normal es que tus amigos compartan lecciones, deberes y horas de marcha contigo. Así que cuando das el salto a la universidad, o a donde sea, muchas veces esas amistades cimentadas sobre arenas movedizas (en la comodidad de verlos a diario) se derrumban como castillos de naipes. Y te das cuenta, al tiempo, que has dejado pasar mucho tiempo desde la última vez que os visteis y que realmente tenéis poco de qué hablar.

Sin embargo, las amistades adultas son distintas. El trabajo es perro y hace que tu tiempo libre se acorte a una velocidad de vértigo, con lo que frecuentas mucho menos a tus amigos. Por una cuestión de horarios, más que de ganas, fundamentalmente. Así que no es ningún drama no verte tanto. Intentas mantener la amistad supliendo los encuentros con emails y con llamadas y se hace lo que se puede.

El tiempo es muy relativo, como digo. Ayer coincidí con un amigo y con su novio que viven en Estados Unidos. Pese a que sólo nos visita una o dos veces al año, lo cierto es que cada encuentro es como si no hubiese pasado el tiempo. Tienes siempre la sensación de retomar la conversación exactamente donde la dejaste, como si los kilómetros de separación y el tiempo que ha pasado no contaran para nada. Y eso que yo soy una vaga de narices para llamar o escribir.

Para mí esos son los verdaderos amigos. Los que pese a todo lo que pase, cada vez que te ves tienes la sensación de que han estado cerquita cerquita y que te mueres por hacerles partícipes de todo lo que has vivido lejos de ellos. Yo me considero afortunada porque tengo a varios amigos desperdigados por el mundo y otros a los que apenas veo por circunstancias y aún así puedo llamarlos amigos.

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