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Diario de una mami normal y corriente

Pero ¿Qué me están contando?

Pero ¿Qué me están contando? Reconozco que soy de sangre caliente; hay cosas que me atacan los nervios profundamente. La publicidad está plagada de ejemplos: me ponen mala esos anuncios "para inteligentes" que para cuando terminan se te ha quedado cara de interrogación y de "yo debo ser corta mental porque no entiendo nada". Y me ponen mala ciertos anuncios, como el de Nivea Good Bye Celulitis. Sí, ese en el que sale una horda de muchachas andando como si pisasen huevos y que sólo deben conocer la celulitis por haberla estudiado en la ESO, que terminaron hace dos días.

No sé en qué estarían pensando los publicistas. Me imagino un brainstorming (también conocido como tormenta de ideas, no confundir con el brain training que es otra cosa) a las tantas de la tarde todos hasta los webos porque se quieren ir a casa. A uno de ellos (todo chicos, sin duda), se le ocurre "¿y por qué no ponemos a una recua de tías buenas dando saltos por la calle y ponemos cachondo al personal?". Y todos babeantes, diciendo que sí y pensando en el rodaje del spot. Porque si no, no lo entiendo.

Creo que no debo ser la única a la que estas cosas la ponen cardiaca y le hacen pensar en ir a urgencias a que le hagan un clampado de aorta de urgencia. Por la tomadura de pelo, digo. Primero porque la que menos longitud de piernas tiene, fijo que me llegan a mí hasta el sobaco. Que digo yo ¿se las comprarán por metros?. También con dos de ellas puedo hacer una de las mías. Cualquier día me voy al carnicero a decir que me corte cuarto y mitad, a ver si consigo quedarme tan estupenda como ellas.

Es cierto que todavía no han llegado a esa edad en la que te amojamas o te ajamonas. Yo obviamente, me he decidido por la segunda opción. ¡Pero si debían estar parvulario cuando yo me di los primeros besos con lengua! Ojo, que a mí esa exhuberancia de carnes prietas me parece bien cuando el producto va dirigido a anoréxicas que ven chichas donde no las hay, pero es que me da que su público objetivo no es ese. Más bien las que podríamos comprarnos este pontigue sean más bien de mi quinta y alrededores, que somos de la generación del bocata de chorizo en la merienda. Y no como las de ahora que, o bien la genética ha cambiado, o que llevan haciendo dieta desde el jardín de infancia.

Y bueno, esos andares son también terribles. Como dice una amiga, igual es que te quita la celulitis, pero te deja escocida de por vida, que todo puede ser.

Así que yo me sigo quedando con la publicidad de dove y su campaña de "por la belleza real". Que no dudo que será marketing igualmente, pero que no te dan ganas de poner el grito en el cielo con un zooooooooooooooooorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrraaaaaaaaaaaaaaaaaas que se oye en Tombuctú. Los vecinos lo agradecerían.

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