Blogia
Diario de una mami normal y corriente

Confianza ¿ciega?

Confianza ¿ciega? Parece que se ha puesto de moda exaltar la sinceridad como la mayor de las virtudes. Si alguna vez habéis visto alguno de esos "riality chous" en los que van eliminando progresivamente a unos concursantes hacinados en los más variopintos escenarios, ya os habréis percatado de que enarbolando la bandera de la sinceridad se puede uno permitir el lujo de soltar las mayores barbaridades del mundo (mundial).

No es que sea yo precisamente un adalid de la mentira, ni tampoco digo que hay que ocultar las cosas de manera sistemática. Pero muchas veces se nos olvida que la sinceridad ha de ir de la mano del tacto. Es decir, di la verdad, pero siempre intentando que duela lo menos posible y oculta aquellas cosas que sólo las dices por sentirte tú mejor y que obvian el daño (innecesario) que puedas hacer al que las escucha.

Esto viene a colación de una conversación que sostuve el otro día con mis amigas. Tema: ¿confesarías una infidelidad?. Por supuesto, todas conveníamos en que lo más legal era no hacerlo, pero ¿llegado el caso? Había disparidad de opiniones. Unas opinaban (opinábamos), que si es agua que no mueve molino, un episodio promovido por el alcohol y que ocurrió mucho tiempo atrás, es completamente innecesario. Lo único que hace es generar dudas, hacer que el otro lo pase mal por algo que a esas alturas pasó a la historia, no se repitió y que fue un desliz. Otras sin embargo, decían que para ellas sería un alivio contarlo, porque si no estarían con el "comecome"y se quedarían mucho más tranquilas al soltarlo.

Obviamente, hay que evitar este tipo de situaciones. Primero, porque no está bien jugar con la confianza de alguien y traicionarla aunque sea porque la carne es débil. Segundo, porque los remordimientos son una carga muy difícil de llevar. Y tercero, porque las ciudades, aunque sean grandes, acaban siendo terriblemente pequeñas para estas cosas y al final, todo se sabe. Así que lo mejor, mandar al carajo la tentación.

Muchas veces los que utilizan la "sinceridad a bocajarro", ocultan partes de su alma que son a la postre más importantes. Así que muchas veces vemos en los concursos que se utiliza la sinceridad para poner de relieve las cosas más negativas de los otros y no se aplican el cuento a ellos mismos. A los ojos de todos son completamente opacos y apenas traslucen nada de lo que realmente son ellos de verdad, en el fondo. Así que la sinceridad debería empezar por uno mismo, por dejarnos conocer realmente en profundidad. Pero claro, eso da mucho miedo.

Así que a menudo, la sinceridad se vende como una virtud, cuando en realidad lo que sirve es de tapadera para vomitar nuestras frustraciones, nuestros odios y nuestros miedos camuflados de arma arrojadiza.

Ser sincero es una virtud, no digo yo que no. Pero hacerlo con tacto y de una manera desinteresada, para intentar ayudar a otro es la manera más apropiada de ponerla en práctica. Y nunca tiene que ser una justificación para nuestros propios errores. Otra amiga está pasando por una mala situación porque su marido la está engañando con otra. Él, en aras de la sinceridad, se lo ha contado, pero eso no hace que corte con la otra persona y se mantiene en una cuerda floja con las dos a la vez.

¿Justifica el que sea sincero y se lo cuente sus actos?

0 comentarios