Blogia
Diario de una mami normal y corriente

Mi microcosmos

Mi microcosmos

Antes de ser madres o padres, todos somos egoístas en el sentido de que nosotros somos el centro de nuestro propio universo. Trabajas para tener tú que comer, para realizarte tú, buscas disfrutar tú, aspiras a ser tú más feliz... Por supuesto que nos preocupan las personas que nos rodean porque no vivimos aislados y para eso está la conciencia, que nos dicta que muchas veces tu felicidad pasa por la felicidad de otros. Pero la familia, por mucho que la quieras y tu pareja, que al fin y al cabo la encontraste en la calle, están en un honroso segundo puesto por detrás de ti. Me resulta algo complejo de explicar, porque no quiero que tengáis la idea de que digo que somos el ombligo del mundo y que todo lo demás no importa. No es así. Es un concepto más filosófico y menos peyorativo de lo que podría parecer. Quiero decir ¿al buscar nuestra felicidad no estamos haciendo que nuestra vida gire a nuestro alrededor? Incluso gente que podría pensarse que no son egoístas podrían serlo desde este prisma puesto que, por ejemplo, el que se va al tercer mundo a ayudar (algo que es realmente loable y de buenas personas), en el fondo se está ayudando a ser más feliz él mismo al satisfacer su necesidad de cambiar el mundo.

Me temo que no me he explicado en absoluto. En fin, es una paranoya como otra cualquiera. No me hagáis demasiado caso y seguid siendo buenos de todas maneras, sea egoísmo o no ¿vale?

Todo esto venía a cuento de que esta noche me he dado cuenta de que por primera vez en mi microcosmos no soy yo la primera. La niña esta noche se ha despertado llorando como una loca a la hora de haberla acostado. Era un lloro distinto al grito de cabreo que exhala cuando tiene ganas de juerga y tú la obligas a estar en la cuna metida. Es un grito de "cohones, sácame de aquí que me aburro". El de hoy era diferente. Lloraba con dolor y nada, ni mis brazos, ni mis caricias, ni mis canciones, ni mi simple contacto conseguían calmarla.

Quizás es que he tenido mucha suerte y episodios como el de hoy son algo muy aislado en su vida. Es una pequeña que llora muy poco y de recién nacida sólo tuvo un cólico. Nos asustamos tanto, por la novedad, que hasta fuimos a urgencias. Así que estas cosas siempre me pillan un poco a contrapié. La sensación de impotencia es tal que te olvidas de lo que quieres hacer TÚ como individuo y ella pasa a ser la prioridad absoluta. Que esté bien es lo único que quieres. No porque deje de llorar, que también, sino porque sentir que un cuerpo tan pequeño tiene un dolor grande es algo al que es complicado de sustraerse. La has llevado 9 meses dentro y es tu hija. Con gusto te cambiarías por ella sin dudar. Así que en esos momentos caben pocas filosofías sobre el egoísmo. Estas cosas sólo se piensan en frío y es entonces cuando se hacen tesis doctorales al respecto :)

Como yo las acabo de hacer, supongo que os habréis dado cuenta de que mi hija ya duerme y ya se le pasó. Le dimos su apiretal, esa medicina mágica que todo lo cura y ahí está durmiendo plácidamente como si el sofocón nunca hubiese pasado.

Tampoco penséis que tantos años de egoísmo (volviendo al tema introductorio) se pasan de la noche a la mañana. Quiero a mi hija con locura y supongo que en una situación extrema de tener que elegir entre ella o yo la elegiría a ella sin dudar. Pero en el día a día hacer heroismos es mucho más complejo y tampoco negaré que a veces gano yo. No es algo de lo que me sienta especialmente orgullosa, pero supongo que es porque todos somos humanos. O al menos, es lo que quiero creer para no sentirme tan culpable a veces...

P.D. La foto no tiene nada que ver con el tema, pero como me habéis dicho que el pueblo quiere fotos de la niña, pues yo le doy al pueblo lo que quiere. Aquí está comiéndose una ciruela más feliz que el Guerra.



2 comentarios

Pilicruz -

el comentario de antes es mío, no me molan los anónimos pero se me ha ido el dedo antes de tiempo a la tecla inadecuada. besos!

Anónimo -

Viva el pueblo! Viva quien da al pueblo lo que es del pueblo!
Ay, que sustos nos da aldaralarita...