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Diario de una mami normal y corriente

Vida

Madre trabajadora... perdona que me ría

Madre trabajadora... perdona que me ría

Una buena amiga me ha pasado el link de esta noticia, publicada en el 20 minutos. Es una pena que al ser una carta al director no se le puedan dejar comentarios, porque me explayaría a gusto. Dice lo siguiente:

"Madre trabajadora...perdona que me ría
M.B. 14.09.2007

Sé inglés y alemán, hice un máster, cursos, prácticas…,  nadie me dijo que mi esfuerzo por lograr el trabajo de responsabilidad que tengo me iba a durar 5 años y medio. El año pasado decidí quedarme embarazada y ya soy madre. Me he reincorporado a mi empresa y no saben, ni les interesa saber, sobre la existencia de leyes que favorecen la conciliación laboral y familiar.

 

Lo he dado todo. He trabajado extra y me he excedido de mi obligación, siempre con una sonrisa y sin pedir nada a cambio. Tanto que, en lugar de reducir jornada, pedí intensiva de 8.00 a 15.00 h para no perjudicar a la empresa y ocuparme de mi hija por la tarde.

Hasta dije que me redujeran el sueldo, y que si un día hacía falta venir una tarde no había problema, trabajar desde casa… a su entera disposición. Pues el empresario se rebota y me dice que a lo más que llega es a reducción de 34 horas a la semana, pero que he de venir dos tardes. Mis amigas dicen que me dé con un canto en los dientes, que al menos no me propuso otra sucursal en un pueblo remoto.

Tengo todas las de la ley, pero no me queda otra que aceptar su propuesta. No me siento capaz de denunciar y mi propósito no es la indemnización, sino sentirme realizada y esperar que cuando mi hija crezca, la sociedad y la mentalidad empresarial hayan cambiado. ¡Cómo nos han vendido la moto! ¡Mujer y madre trabajadora! Perdonadme que me ría."

Pues sí. Más razón que un santo. Por desgracia este tipo de cosas están a la orden del día. Que sí... tenemos una ley de la igualdad COJONUDA (de verdad, no lo digo en sentido metafórico, ni irónico, ni nada que se le parezca, de verdad lo creo), pero por desgracia no existen mecanismos para hacerla valer. Es decir que sí, que en la teoría tenemos muchísimas cosas a nuestro favor, nuestros derechos cubiertos y cosas que nos defienden, pero en la práctica no lo es de verdad. Porque sí, tienes derecho, todo el del mundo, a reducirte tu jornada, pero ¿qué pasa si lo haces y tu empresario, que no tendría en la teoría nada que decir, no está de acuerdo? pues que estás de patitas en la calle, con una indemnización de risa y tu hipoteca, tus hijos y tus obligaciones llamando a tu puerta (o a tu cartilla) cada mes. Así que tienes que andar con pies de plomo para reclamar lo que por sentido común y por ley es tuyo.

Parto de la base de que todo podría estar peor, eh. Desde luego si las leyes no acompañaran, apaga y vámonos, y la situación sería infinitamente más precaria de lo que ya de por sí es. Me parece que el esfuerzo que se ha hecho por legislar es importante y no quiero quitarle ningún mérito porque no sería justo. Pero todavía queda camino. Queda camino en la misma legislación y sobre todo, en la mentalidad de aquellos que nos contratan.

Pondré dos ejemplos: el primero, lo que pasa cuando te echan estando embarazada (o mejor dicho, por estarlo) porque lo sufrí en mis carnes y sé de lo que hablo. Que el peso de la situación recae en la mujer. Primero, porque hay que tener arrestos y ganas de meterte en berenjenales cuando estás en un momento muy delicado de tu vida, en el que cualquier sobresalto y disgusto no es lo más adecuado para ti. Así que muchas directamente no denuncian. Y cuando lo haces, sí, el empresario tiene la obligación de readmitirte, pero YA ESTÁ. Ni una triste multa por haberse saltado la ley. Te reincorporas, con los malos rollos que, otra vez, vuelven a recaer sobre ti que estás preñada y con pocas ganas de sufrir mobbing, y él se va de rositas. Pues sí que les sale barato saltarse la ley a la torera. En serio creo que es necesario instaurar una serie de multas a los que intentan infringir la ley. Porque con esto sólo se incita a que lo intenten. Total, si les sale bien, guay y si no, el gasto económico es menor (únicamente los salarios de tramitación, que son la risa, teniendo en cuenta que tarda en salir el acto de conciliación uno o dos meses). Y esto en el caso del despido estando embarazada o en los supuestos que cita la ley (a saber, en baja por maternidad, excedencia y creo que ahora en algunos meses después de reincorporarte, un gran avance). Como pidas la reducción de jornada, como esta chica que escribía la carta pasado el tiempo ese en el que el despido es "chufa", date por jodida. Te despedirán con otro motivo inventado y tú a agachar la cabeza, cuando está claro que es por lo que es.

Y lo que decía de cambios de mentalidad. GRACIAS A DIOS, no todo el mundo es así. Después de mi horrible experiencia anterior, recientemente me he incorporado a otro trabajo, donde, para que no penséis en el suicidio las que estáis embarazadas y lo veís todo negro, las cosas son muy diferentes. En las oficinas estamos cuatro mujeres, la mitad del personal en mi planta. Una no tiene hijos y va su jornada completa. Dos vamos a media jornada (5 horas, para no mentir) y la tercera, aunque hace jornada completa, tiene todo tipo de facilidades para salir al paso cuando las cosas se le tuercen a nivel personal. Esta semana que viene tiene un papelón porque la persona que le cuidaba a su hijo se ha despedido dejándola con el culo al aire. Su hijo va al cole por la mañana, pero por la tarde no había con quien dejarlo. Así que, como es necesario que vaya a la oficina al menos un rato para gestionar las nóminas (si no, no se cobra) y dado que ha sido una cosa puntual no se ha podido hacer cargo de ello otra persona, lo que han hecho ha sido darle fiesta por las tardes. Así todos contentos: ella porque soluciona su problema y la empresa porque cubre sus necesidades.

Conclusión? Está todo el mundo encantado, la gente está contenta, si se han de hacer favores se hacen porque se sabe que van en los dos sentidos y la implicación con la empresa es mucho mayor que en otros sitios donde te putean. ¿Pierden contratando mujeres? Yo creo que no, puesto que no se van de ahí ni con agua caliente ni por ofertas económicamente mayores y trabajando tan a gusto se rinde más.

Espero que las cosas no cambien, pero visto lo visto, me han dado ganas de darle un beso en los morros al jefe por tener tanta visión del negocio y demostrar ser bastante inteligente. Chicas, que no todo está perdido...

Socializando

Socializando

La gaita de no llevar a mi hija a la guardería es que apenas conoce niños de su edad. Nosotras paseamos fundamentalmente por la mañana, pateándonos las calles hasta quedarnos exhaustas y tal y como está el panorama laboral en España ya se sabe: la mayoría de las madres trabajan y a esas horas hay poco niño por las calles. Una auténtica pena, porque la niña es bastante sociable y le gustan mucho los niños.

Este verano, gracias a Dios, nos estamos resarciendo. En el lugar de veraneo de mis padres (una parcela en un camping cercano a mi ciudad) hay unos niños pequeños justo enfrente que están encantados de la vida de tener una pequeña con quien jugar. Al mayor, que tiene 4 años, le encanta tener a una personita pequeña corriendo detrás de él y siempre deseosa de reírse. Es un niño monísimo con el que me río mucho, así que estoy encantada de que él y mi hija hayan hecho buenas migas a pesar de los años que les separan. En mi casa siempre es bienvenido y en la suya están encantados de que mi hija aparezca toda sonriente a visitarles. Es curioso, cuando el niño tenía la edad de Aldara continuamente estaba empujando a su madre hacia nuestra casa y ahora el flujo va en las dos direcciones.

También tuvimos oportunidad de quedar con una buena amiga y su hermana, que tiene dos hijos. El pequeño apenas tiene dos meses más que ella y estaba feliz de la vida de medirselas por fin con alguien de su tamaño, pues su hermana le saca la cabeza. Se lo pasaron muy bien todos, jugando con las patatas como si aquello fuera el juguete más caro del país y persiguiéndose los unos a los otros. Fue un rato la mar de entrañable para todos. Para mi hija porque pudo jugar con otros (y aprender a compartir sus cosas, por cierto, que buena falta le hacía) y para mí, que tenía muchas ganas de verlas y de disfrutar de un rato juntas de la maternidad. Conozco a las dos hermanas desde que todas no levantábamos dos palmos del suelo y he disfrutado tanto con su familia que de algún modo, pese a que no nos vemos tanto como quisiéramos, sé que siempre están ahí. Creo que nos admiramos mutuamente y para mí, todo lo que hacen, bien está.

En esta semana de sobredosis de niños, quedamos un día más tarde con otra amiga con niño y una embarazada. El paseo por el parque, el café con una mamá y otra futura, fue de lo más liberador. Los niños disfrutaron mucho y nosotras, también.

Por cierto, ahora que caigo, casi todos los niños que tengo medianamente cerca son CHICOS. ¡¡¡Anda que no va a tener esta niña novios donde elegir!!!! ¡¡¡Si su madre no hace más que presentarle "colillas"!!!!

Cosas que me han llamado la atención

Cosas que me han llamado la atención

Estoy un poco vaga para escribir estos días así que sólo os comentaré unas cosas que he ido oyendo por ahí y que me han llamado la atención.

- La página www.simpsonizeme.com en la que podéis crearos a vosotros mismos en versión simpson partiendo de una foto También podéis entrar en www.thesimpsonsmovie.com y ahí crearos vuestro propio avatar para foros etc. ¡Es muy chulo!

- Que en el Tour de Francia hay un equipo que se llama "Predictor Lotto". Vaya patrocinador tan raro en un deporte fundamentalmente seguido por chicos .... me resulta raro raro raro. Dentro de nada (tiempo al tiempo) al Predictor y al Rabobank (otro gran nombre para un equipo), se sumarán el Durex Pleasure Max, el Cagalín y otros similares.

- El Solitario, el atracador que estos días ha sido capturado en Portugal y que siguiendo la estela de De Juana Chaos está en huelga de hambre. Parece que se ha puesto de moda esto de ponerse en huelga de hambre... son un poco pesados con el tema. Pero hay que hacer una salvedad. Si haces huelga de hambre dos días (como Cachuli) y al tercero estás comiendo macarrones, no se llama huelga de hambre, se llama dieta.

- El aspecto de algunas playas de nuestro litoral, petaditas de gente. Miedo me daría a mí tratar de acceder a una de ellas. Eso de estar con el codo del de al lado clavado en el costado y oyendo el chumba chumba del de tres toallas más allá me horripila. Así que si me pierdo, no me busquéis en Salou

- El follón que se ha montado con la portada del Jueves. A ver, a mí me resulta un poco demasiado bestia para una portada, con los principitos o con cualquier otro, no así para el interior, pero vamos, de ahí a escandalizarme va un trecho. Eso sí, los de la Audiencia Nacional creo que han conseguido justo lo contrario a lo que pretendían: que la revista se leyera más y darle un bombo y platillo que no hubiese tenido jamás si no la hubiesen secuestrado.

- El alarde de photoshop que han hecho con Raquel Bollo en pelotas en el Interviú esta semana. Tiene las tetas mirando al cielo y la pinta de una madonna impúber más que el de una matrona cuarentona que es lo que es. Cierto que Supervivientes es una fantástica dieta de adelgazamiento (podrían mandar ahí a Julián Muñoz, que al parecer está decidido a perder peso), pero de ahí a salir renovada como si fuese una diosa va un trecho.

Están locos estos romanos

Están locos estos romanos Ojiplática me hallo. Esta mañana, al leer la prensa diaria me he topado con la siguiente noticia:

"La cadena CBS anuncia un "Gran hermano" con niños de 8 a 15 años.
Cuarenta menores se desenvolvieron durante meses en una casa de una ciudad desértica sin supervisión de ningún adulto.

La cadena CBS de EE UU estrenará en septiembre en horario de máxima audiencia un espacio que ya ha dado de qué hablar entre los padres, pues se trata del mundialmente popular formato "Gran hermano" pero con niños de entre 8 y 15 años. Bajo el título de "Kid Nation" ("País de niños") los espectadores podrán ver a partir del 19 de septiembre cómo conviven un total de 40 niños en una casa situada en la localidad fantasma de Ciudad de Bonanza (Nuevo México). Los niños deberán encargarse "sin adultos" de reflotar esa desértica ciudad, que fue una antigua localidad minera. Regentarán desde un salón del oeste hasta una tienda, y cada tres días se reunirán todos para debatir cómo va "su gobierno".

El espacio ya fue grabado entre abril y mayo pasados, y para poder participar en él los niños fueron sometidos a pruebas psicológicas, mientras personal médico y especializado estuvo pendiente de ellos las 24 horas durante los meses de grabación."

¡¡¡Están locos estos romanos!!! (que diría Astérix) ¿En serio? ¿No va de broma? Pues al parecer no. Después de un rápido vistazo a la web de la CBS (que va con vídeo promocional incluído, os recomiendo que no os lo perdáis) no salgo de mi asombro. Esta claro que los programadores de la televisión cada día saben menos cómo innovar para conseguir más audiencias. Este programa es un completo despropósito.

A ver, no me las voy a dar aquí de santa. Yo soy tan cutrelux que no me duelen prendas en reconocer que soy fan del género del reality chou. Me los he tragado con patatas de todos los pelajes y colores. Buenos, malos y regulares, si es que puede haberlos buenos. Me encantan los formatos en los que van echando gente, no lo puedo remediar. Estoy convencida de que estas cosas mezclan un poco el salvaje que todos llevamos dentro (es decir, casi todos en una situación parecida nos comportaríamos más o menos así), pero con un casting alucinante para elegir a especímenes predestinados a chocar. Que es lo que mola. Todos hemos ido de campamentos y sabemos que en la vida real hay gente con la que te llevas mejor y con la que te llevas peor, pero que por lo general no suele ser la cosa tan extrema. Pero si claro, ponen a gente completamente antagónica, el lío está servido.

Ahora bien; el hacerlo con niños me parece poco ético. Los adultos saben a lo que van y allá con su conciencia si quieren ver su imagen ensuciada por un puñado de dólares. Yo desde luego, ni jarta de vino sacaría mis trapos sucios por tener dos minutos de fama y por conseguir un poco de pasta. Pero bueno, el que lo hace, allá él.

Sin embargo los críos son NIÑOS, lo que supone que, seamos serios, no saben lo que les conviene y lo que no, y sobre todo no tienen la distancia para saber las implicaciones que un show como este puede tener a medio-largo plazo. Que yo no dudo que haya críos dispuestos a participar en estas cosas, en Estados Unidos y en Tombuctú. Seguro que algún descerebrado monta el mismo casting en España y se presentan un montón de niños con padres dispuestos a utilizar a sus vástagos para conseguir unos ingresos extra.

Y una cosa es que lo hagan en programas blancos, tipo el de Ramón García en la Primera (¿Sabes más que un niño de primaria?), en la que todo lo más quedarán como unos repipis de tomo y lomo. Pero me parece un auténtico desatino hacer lo que pretenden. Es decir, manipularlos para sacar el lado más competitivo de todos con el fin de ganar. Que son críos, por dios...

Podría estar bien como tema para un campamento de verano: organizaos vosotros y a ver qué sale. Eso sí, con una recua de profesionales alrededor que sin interferir estuvieran al loro de todo lo que pasara. Unos días, para que vean lo complicado que es ponerse de acuerdo, para aprender a hacer cosas que no hacen y planteado de un modo educativo y no mercantilista. Sin un premio final más allá de la misma experiencia.

Pero no, hay que hacer caja. Y a costa de unos chavales de ¡¡¡8!!! a 15 años me parece una auténtica locura. Lo que yo no sé es en qué estarían pensando los padres que han mandado a sus hijos ahí... bueno, sí lo sé. Se les han puesto los ojos como al Tío Gilito, con el símbolo del dólar...

 

Sueños psicodélicos

Sueños psicodélicos
Hacía mucho que no dormía trece horas seguidas y a fe mía que buena falta me hacía. Al final de mi sueño, con eso de que estaba tan feliz como una lombriz planchando la oreja estaba soñando lo siguiente ¡con dos cojones!

Yo formaba parte de una tripulación espacial que viajaba en un autobús por las galaxias toda feliz. En estas que tenemos conocimiento de un planeta, en el que la gente vive en caravanas y se caracterizan por tener las piernas larguísimas (supongo que una mezcla entre mi reciente kdd y mi opinión sobre el anuncio de nivea goodbye celulitis) y tenemos que ir a salvarlos. Aterrizamos tan mal con nuestro autobús, que más que un bus parecía una cafeterita espacial, que casi nos cargamos a algunos. Los rescatamos y a continuación decidimos seguir el viaje hacia otro grupo de planetas en los que viven humanoides pero que viven 500 años (esto supongo que será por otra compañera de Ciao que me comentó que había salido una noticia al respecto en el Muy Interesante) . Claro, como viven tanto, a los 80 son jovenzanos.

Total, que paramos en un chiringuito a la luz de la luna donde hay un puesto tipo McDonalds pero en espacial. Solo que los precios están en la moneda local y traducidos a euros (?¿?¿?¿?). Pues sí que es internacional nuestra medida. Yo antes había sacado dinero en un cajero (también espacial) y me preguntaba si iba a tener suficiente, porque el nivel de vida en ese planeta era altísimo y costaba el equivalente de un mcmenú la friolera de 48 euros.
El caso es que el dependiente era Tobey McGuire que en la cola o sea, en los tres segundos que te cuesta que te atiendan y sin mediar casi palabra con él, se enamoraba locamente de mí. Me decía que en sus 79 años de vida jamás se había enamorado porque lo tenían prohibido y ahí nos ves a los dos, como dos canelos, intentando meterle en el autobús espacial con las chicas de piernas largas.
Estoy fatal ¿no? Un psicoanalista se iba a forrar conmigo. Lo mejor es que no me gustan especialmente las películas del espacio, es algo que nunca me ha llamado mucho la atención, ni Tobey McGuire se cuenta entre mis sex-simbols. Es más, considero un poco "pansinsal" al pobre muchacho. Pero oye, un sueño es un sueño.

Pon un Ikea en tu vida

Pon un Ikea en tu vida

Hace poco han abierto un Ikea en mi ciudad. Ahí nos teníais a todos los provincianos haciendo fila en una céntrica plaza de la ciudad para subir a la tienda a verla, como si aquello fuera el milagro de Fátima y fueras derecho al infierno si no ibas. 
Siempre he dicho que yo tengo espíritu de pija y bolsillo de proletaria. Eso se concreta en que acabo siendo una pija proletaria, es decir, un mucho estilo y poca pasta. Así que se hace lo que se puede. En mi familia siempre hemos sido unas fanáticas de la decoración. A unos les da por coleccionar figuritas del señor de los anillos que no se han editado en España y a otros por ponerse los dientes largos con las casas que se ven en las revistas. Que es masoquista total, no digo yo que no, máxime cuando lo que ellos llaman "un apartamentito" viene a ser lo que en mi pueblo se conoce como una casa familiar de las de la mayoría. Pero oye, de ilusión también se vive. Me viene a la cabeza aquel chiste de Mafalda en el que la madre de Libertad hablaba así como en gritos atenuados para que pareciera que la casa era más grande. Yo lo intento, pero me sale el deje arrabalero y la mitad de las veces hablo a voz en grito. Para que quede bien patente que mi casa es una caja de cerillas.

Las casas de las revistas de decoración suelen ser bastante surrealistas. Por lo general tienen unos salones que cualquier día que se les quede pequeño el congreso pueden invitar a los diputados a celebrar el debate sobre el estado de la nación ahí. Que con unas croquetitas caseras y llamando al telepizza quedaría de lo más apañao. Esto suele ser a costa de dejar unas habitaciones infantiles a la medida de sus habitantes, es decir, diminutas. Eso sí, unas suites matrimoniales que ni la de la Preysler en su villa meona. Que digo yo ¿quienes son los que más espacio necesitan? Porque salvo porque te de por retozar en todos los rincones de tu cuarto, lo más normal es que lo uses para dormir y poco más. Todavía no he visto a ningún cuarentón tirándose al suelo de su cuarto a jugar al scalextric.

Las decoraciones también suelen ser de aúpa. Tienes los dos estilos: el del Mueble y el del Nuevo Estilo. Ya que te pones pija, te pones. El del segundo es minimal. Venga de acero por todos los lados, un paraíso de cristal.... que se nota que no son ellos los que limpian esas casas. Menuda guarrada. Con la pereza que da limpiar los cristales, al menos al vulgo, y hala, ellos que ponen en práctica la máxima de mis amigas: no hagas corto en la vida. Las del Mueble no es que sean más prácticas. A estos les chifla la madera. Y las decoraciones en blanco. Que también, como de todos es sabido, es lo más práctico para los sofás. Igual es que yo soy de otro planeta, pero cuando estoy en mi casa utilizo el sofá en plan "cheslón" y me tumbo como un lagarto al sol, con los pies bien arriba. Tampoco con niños resultan muy útiles. Estos pequeños limpios, limpios, lo que se dice limpios, como que no son. Mi hija a menudo va manchada de potito+pan+zumo de naranja+pelusas del suelo y no se corta un pelo en poner las manos allá donde pille. ¡Si es que no tiene respeto a na!

Hablando de pelusas, tenemos una en el pasillo de mi casa a la que nos estamos planteando ponerle nombre. A ella y a la montaña de ropa por planchar. Se admiten sugerencias. Esto las casas de las revistas no lo tienen. Y ellas se lo pierden, con el color que dan.

Me temo que los precios que barajan tampoco son para mí. Eso y las herencias familiares. Lo máximo que he heredado fueron 200 euros que invertí en comprarme las temporadas de Friends que me faltaban. Así que un buró antiquísimo, o la mesa de comer de la casa de la abuela pues no me han caído. Salvo que entendamos por "piezas de época" la mesa de contrachapado que tiene mi abuela en su casa. Eso lo podría heredar perfectamente; es más, me rogarán que la acepte por dios por dios por dios y así se quitan de encima el peso de llevarla al vertedero.

Así que sólo nos queda Ikea al pueblo llano. Por un precio medianamente razonable te puedes hacer con cositas de diseño modernito. Si pretendes adornar tu casa para que parezca un museo, olvídate. No hallarás ahí ni sevillanas ni toros bravos que poner sobre pañitos de ganchillo. Una lástima, pero siempre nos quedarán los chinos. La gaita (gallega) es que al final las casas de todos parecen clones porque oye, parece ser que no soy solo yo la que no se puede gastar un potosí en amueblar mi casita. De manera que a veces que no sabes si estás en casa de tu vecina o en la tuya y colocas los pies como si nada en el sofá, como si fuera una cheslón.

¿Fuera o dentro de casa?

¿Fuera o dentro de casa?
Las amigas están para frecuentarlas; hace mucho tiempo que quedo una vez por semana con mis amistades de la universidad. Es una costumbre que hemos intentado no perder. Al principio íbamos nosotras solas y ahora vienen también a veces nuestros hijos pequeños. Sinceramente, yo prefiero dejar a mi hija en casa. Dado que no trabajo fuera de mi hogar, estoy con ella las 25 horas del día (sí, digo bien, 25, porque son 24 pero cunden como si fueran más) y realmente esta reunión semanal me sirve para oxigenarme de hija.

Y es que estar con un niño en casa llega a ser muy absorbente. A veces me planteo qué es mejor, si trabajar fuera de casa también y ser madre a media jornada o por el contrario dedicarle a mi hija todas las horas de mi día. No he encontrado aún la respuesta. He encontrado de todo; madres que trabajan y darían un dedo por poder estar todo el día con sus hijos y mamás que por el contrario acaban aplastadas por el trabajo ingrato de la casa. Y es que este país es un sitio de extremos. O eres madre o eres trabajadora. No hay un término medio que haría que la mayoría estuviéramos contentas. Es una pena, porque lo ideal sería que la maternidad y el mundo laboral fueran compatibles como lo es en otros sitios. Aquí, si eres trabajadora, lo has de ser (en la mayoría de los casos, siempre hay excepciones), a tiempo completo. Es decir, vivir sujeta a horarios imposibles, en los que dejas tu casa a primerísima hora de la mañana, con la legaña aún puesta, y volver cuando los lunnis hace rato que están en la cama. Estrés laboral, ir de culo todo el santo día y ver a tus hijos más por foto que en persona. Si te pides una jornada reducida (algo a lo que tenemos derecho en la teoría), ya te puedes olvidar de ascensos, de subidas de sueldos y más de una vez tendrás que ver como te miran por encima del hombro compañeros a los que tu reducción de horario les ha supuesto una carga adicional de trabajo.

El otro extremo también tiene sus desventajas. Al principio es genial, porque no te pierdes ninguno de los avances de tu hijo, le ves crecer, lo disfrutas, estás con él, juegas, ríes… pero después la cosa se hace más cuesta arriba. Primero, porque resulta que la mayoría de tus amigas trabajan, con lo que por las mañanas estás más sola que la una, colgada como un chorizo en los bares más cañís. Así que te dedicas a pasear como si fueras un jubilado, todo el día parque arriba, parque abajo. Que en primavera apetece, pero cuando hace un frío del carajo (ya se sabe, porque el grajo vuela bajo), tienes tantas ganas de hacerlo como de meterte en un frigorífico a echar la mañana. Y luego está el hecho de que tu conversación va perdiendo interés a marchas forzadas. Te conviertes en un monotema, escatológico a más no poder. Que si la niña ha hecho duro o blando, que si se ha meado o si se echa más pedos de la cuenta. Luego también te vuelves una fanática de la comida, y sabrías recitar los ingredientes de quince potitos distintos, analizando con pelos y señales cuál es el que más azúcar contiene, porque ya se sabe, a los niños no hay que dársela. O sea, que salvo que pertenezcas al grupo de las madres ociosas, tu conversación tiene menos interés que una conferencia hecha mano a mano entre Bush y Aznar. Yo quince kilómetros en 10 minutos. Yo veinte en quince. Para abrirse las venas.

Pero lo peor de todo es ese canguelo que tienes por si no vas a poder reengancharte al mundo laboral en la vida. En serio, todo lo que he dicho anteriormente no tendría mayor importancia si supieses a ciencia cierta que tiene una fecha de caducidad, que cuando tú lo decidieras pudieses volver a trabajar sin mayor problema. Pero para las empresas tenemos varios hándicaps: por lo general pasamos de los treinta, somos ¡madres! ¡qué delito! y además nos hemos pegado en el dique seco varios años. Así que huyen de ti como si tuvieses la peste negra.

De manera que no hay situación buena; las que trabajan fuera de casa matarían por poderles dedicar más tiempo a sus hijos y las que no, pegarían por tener un ratito de conversación adulta de vez en cuando.

Mi solución: quedar todas las semanas con mis amigas. Que aunque mi conversación sea un asco, es divertido vivir según qué cosas aunque sea en boca de otras. Así que sigo ligando, saliendo, y volviendo a mi casa a las mil, aunque no sea de cuerpo presente.

Yo soy así y así seguiré

Yo soy así y así seguiré
No me conocéis de nada: mi nombre es Rosario y soy una persona de lo más normal. No me relaciono con gente famosa, jamás he ido a un programa del corazón a contar mi vida, tengo un sueldo normal y compro en los mismos sitios que tú. Tengo 30 años, estoy casada, tengo una niña y soy más o menos feliz. Si tuviera que relatar mi vida en un libro no sabría por dónde empezar porque mi vida es tan corriente que acabaría pronto. No encontraréis en mí grandes polémicas, ni más miserias que las que puede tener la vida de cualquiera.
Y aún así, me he decidido a escribir este blog porque entiendo que la mayoría de la gente se parece mucho más a mí que las vidas de otros que continuamente aparecen expuestas en los medios de comunicación. Al fin y al cabo, la vida de casi todos se compone de pequeñas alegrías, de problemas comunes y de cosas que pasan sin muchas alharacas pero que en definitiva hacen que merezca la pena vivir en nuestro pequeño universo. No esperéis cosas a lo grande, porque no las va a haber. Ni falta que hace. Nunca me han gustado las montañas rusas y sinceramente no espero que mi vida lo sea. Prefiero dejar las grandes emociones para otros, con más espíritu y ganas de andar llenos de sobresaltos de continuo. Me gusta mi mundo rutinario y disfrutar de mi cotidianeidad, y está bien que sea así, porque al fin y al cabo es lo que tengo.

Me llamo, como os he dicho, Rosario. Sin embargo, igual que no soy siempre la misma, tampoco todo el mundo me llama de la misma manera. Soy Rosario en el mundo profesional, aunque ahora esté de excedencia cuidando a mi hija. Rosario es una mujer a la que le gusta trabajar, a la que no le importa “echar horas” con tal de que salgan las cosas adelante y máxime cuando disfruta con lo que hace. Que le gusta el trato con las personas, que pierde el tiempo con los detalles y a la que le gusta tenerlo todo atado. Es la que llama por teléfono para pedir presupuestos, atiende a las quejas y soluciona los problemas. Rosario es una mujer de su tiempo, que se ha preparado estudiando a conciencia y a la que le gusta que le reconozcan cuando está haciendo algo bien.

Soy también Charo. Así es como me llaman mis allegados. A pesar de que mis padres me pusieron un nombre tan largo y tan clásico, nunca me han llamado por él. Cuando soy Charo, tengo mucha menos paciencia, porque ya se sabe, a veces la confianza da asco y me corto menos a la hora de soltar una fresca. Soy mucho más espontánea, me río con facilidad, y tengo muchos menos reparos a la hora de poner las peras a cuarto a quien haga falta. Soy tan cariñosa que resulto pegajosa. Y me gusta estar en mi casa, salir al cine, dar un paseo, leer… no tengo aficiones más allá de las que tenemos el común de los mortales. Eso sí ¡las disfruto como una enana! No me gusta pasar por la vida de puntillas así que procuro sacar el máximo partido de todo lo que emprendo. Quizás no sean grandes cosas, pero para mí son tan importantes como la más alta de las políticas.

Soy la Charito. Mis amigas comenzaron a llamarme así en la universidad, donde nos conocimos, y desde entonces es mi nombre de guerra. Charito es la que tiene más sentido del humor de todas. Le gusta reírse, hablar de lo divino y de lo humano, bailar, cantar y verlo todo de una manera positiva. Charito nunca tiene prisa y siempre está dispuesta para un café entre amigas. Los problemas, los hijos, el marido, se quedan en casa cuando lo hago para ser quizás la más yo de todas.

Aunque mentiría. Soy por último, Mamá. Sólo hay una persona que me llama así y tiene apenas 10 meses. No levanta dos palmos del suelo y es mi Amor con mayúsculas, mi pequeña gran obra. Le viene justo para decírmelo y normalmente suele estar acompañado de algún lloro que otro. La jodida de ella sólo me lo dice cuando está mal y necesita mimos. Y yo por supuesto, aunque sé que es un mamá totalmente egoísta, me derrito por dentro y por fuera. Como Mamá, soy la más responsable de todas. Limpio culos, doy biberones, me preocupo que tenga ropita limpia, que esté caliente, que no le pase nada, que no se caiga. Intento controlar mi lenguaje y ser lo más educativa posible. Es agotador ser el espejo en el que se mira un niño pequeño. Para mi hija soy lo más de lo más (¡qué sensación más alucinante!) y quiero estar a la altura para no defraudarla y para que crezca convirtiéndose en una bella persona.

Soy todas esas. La profesional, la responsable, la juerguista y la cariñosa. La que limpia y la que desordena. La que sonríe y la que llora.

Una mujer más, pero al mismo tiempo única.